Aquel velo que te cubre,
lentes que flotan en tus ojos,
expectantes, ansiosos de historias,
mas aquel vacío, oscura cuenca,
respiración lenta que avanza
¡Oh! ¡Tu que recorres el camino quieto!
¡Detente! Acompasa tus latidos y observa
pues mi voz tuya es
y mi recuerdo extraviado en el tuyo esta,
recuerda ese rojo cielo, verde, incoloro;
mentira, anímica falacia que tu espíritu acomete
buscarme, al fin, debes.
Mas en el espejo no busques,
no mires el reflejo roto,
no recompongas el espejo, marchito.
¡Oh! ¡Tu que recorres la senda corrupta!
¿Acaso la locura de la noche incolora,
acaso esa falsedad no aceptaras?
¿Como te atreves?
A tus raíces abrazas
y a la calumnia nocturna amaras
mas recuerda que descansar no puedes.
Muerte, tu lápida no encontraras,
tan solo la verdad veras,
techo conocido recordaras
y el estúpido alivio te cremara,
mas pronto, muy pronto retornaras;
alabanza a la demencia te mostraré.
Una aclamanza a tus párpados,
a tu alma,
a tu imaginación olvidada,
pues tu saber perdido está,
mas una nueva historia cantaras.